17 Ene ¿Cuál es la mejor alimentación post COVID?
Descubriendo la alimentación post COVID
Desde los casos más leves a las infecciones más graves, el coronavirus supone una alteración importante, no solo del sistema inmune, sino también de otros sistemas y funciones del organismo. Por ello volver a la normalidad puede llevar un tiempo. En este aspecto, la alimentación puede jugar un papel muy importante. Para conocer el alcance de su importancia, desde Lorena Logroño queremos dar eco al estudio realizado por el departamento de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad Federal de Paraná, en Brasil, con el objetivo de determinar el efecto de determinados alimentos y nutrientes en la salud de las personas que habían pasado esta enfermedad. Hablemos de la alimentación post COVID.
Los resultados, publicados en el Clinical Nutrition Journal, identificaron qué alimentos pueden tener un impacto positivo en estos casos aunque, como concretan los autores de este estudio, “todavía no existen criterios estándar para definir la ‘recuperación’ de la COVID-19, dada la complejidad de la enfermedad y la dinámica de la pandemia. Por tanto, estos alimentos no deben verse como solución única para mejorar el estado de estos pacientes”.
Lípidos ‘buenos’, proteínas y micronutrientes
El estudio analizó el efecto de la dieta teniendo en cuenta distintos factores, como son el nivel de desarrollo de los países analizados, la renta, la cultura alimentaria o la situación geográfica del país en cuestión. De manera bastante general, los resultados apuntaron a cuatro tipos de alimentos que pueden beneficiar significativamente la recuperación de la COVID-19, gracias a ser fuente nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del sistema inmune. Hablamos de las siguientes opciones:
- Proteínas animales: La leche y los lácteos, los pescados y mariscos y los huevos, además de formar parte de una dieta completamente equilibrada, también contribuyen notablemente a la recuperación del COVID-19, gracias a su aporte en proteínas y nutrientes esenciales. Tener unos niveles bajos de proteínas puede suponer un mayor riesgo de desarrollar infecciones asociadas al virus y favorece una producción baja de anticuerpos.
- Zinc y selenio: Las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias del zinc lo han posicionado como uno de los minerales más “productivos” en la lucha frente al SARS-CoV-2 y sus consecuencias. Por otro lado, el selenio, también antioxidante, es fundamental para el desarrollo de las células inmunes. De nuevo, la leche y los lácteos, así como la carne, el pescado, los mariscos, los huevos y las verduras, serán los alimentos que nos interesen, ya que contienen todos estos nutrientes.
- Grasas ‘buenas’: Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (especialmente el EPA y el DHA), presentes en el pescado, son muy importantes en la respuesta a la infección ya que pueden mejorar de manera significativa la respuesta inmune. Por otro lado, las grasas de los aceites vegetales demostraron un efecto muy positivo en este sentido, debido principalmente a su aporte en vitamina E.
- Frutos secos: Todos (con la excepción de la castaña) han demostrado un papel positivo y relevante en la recuperación post-COVID, ya que son una de las fuentes más importantes de, una vez más, grasas beneficiosas, después de los aceites vegetales. Destacan especialmente las nueces, por su contenido en ácido alfa linoleánico (ALA), que posee potentes propiedades antiinflamatorias que han resultado ser especialmente útiles en la inhibición de la secreción de citoquinas (moléculas causantes de los efectos más graves de la infección). Además, los frutos secos suponen una fuente importante de proteínas; tienen un contenido alto en L-arginina y antioxidantes como puede ser la vitamina E.
- Frutas y verduras: en el estudio, el grupo de los hidratos de carbono no pareció desempeñar ningún rol positivo, aunque tampoco tuvo efectos nocivos, en la recuperación de estos pacientes. Esto va en la línea de los últimos estudios sobre alimentación, en los que los hidratos de carbono tienen un peso cada vez menor en las nuevas dietas saludables. Para los autores, este “efecto cero” puede deberse a que estos alimentos suelen estar asociados a los productos procesados y también al alto índice glucémico de muchos de ellos. Sin embargo, sí hay algunas frutas y verduras que suponen una excepción, ya que por su contenido nutricional, mostraron tener un impacto positivo. Hablamos de piezas de frutas como las manzanas y las uvas, y de los cítricos y verduras como el brócoli, el tomate y las verduras de hoja verde, todos ellos muy ricos en vitamina C.
Como podéis ver, son muchos los nutrientes que han demostrado ser útiles y ayudar a nuestro cuerpo a recuperarnos de la infección. Lo más interesante es que esta alimentación post-COVID está formada por alimentos perfectamente compatibles con una dieta sana y equilibrada, por lo que podemos cumplir un doble objetivo: preparar a nuestro sistema inmune, y llevar un estilo de vida saludable.